viernes, 28 de septiembre de 2012

Buenos días

Despierto, te pienso un poco y ya pronto vuelvo a caer en este infierno disfrazado de cielo que me has dejado en los días.

Gracias por los suspiros

Gracias...

Un suspiro pasa y, el aire poco a poco se va amoldando dentro de mis pulmones. Acabo soñando entre suspiros, es una marcha de ilusiones, una ida y vuelta de palabras jamás dichas, un "te quiero tanto" que ahí dentro reside. Un suspiro es el intento te adherir el viento a tu cuerpo y desistir al instante, son las ganas de estar a tu lado que van y vienen sin detenerse, son mis ansias y el temor a perderte. Suspiro cuando te veo porque me revuelves el alma y poco aire me dejas en los pulmones, conmueves mis pensamientos más viles, completas mis días y, yo exhausto le suspiro tu nombre al viento. Suspiro cuando te pienso, y aún cuando no, suspiro soñando con tu nombre junto al mío. Suspiro cuando veo las estrellas, ellas me entienden, les hablo de ti y cuando me ven suspirar, siempre saben que ahí les va tu nombre. Suspiro porque aquí estás, tan cerca, tan cerca. Suspiro porque aún sin hablar te escucho, aún no estando lo suficientemente cerca, te escucho decir, y no decir. Escucho tus palabras, suspiro por esa vocesita que después de todo me llevó a caer, caer ante ti. Suspiro sin verte, y viéndote, imagino esa sonrisa infinita, esa curva consonante con la mía, tímida y tan detallada que te se marca en el rostro. El tiempo pasa, el viento va y viene, y yo suspiro, suspiro para hacer mío el viento que más que mío, algún día será nuestro.

...por los suspiros.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Palabras intangibles

Respira —Dijo en silencio. Te hará falta.

He llegado aquí con un solo fin en mente, la verdad. Tal vez oculta esté entre todos mis escritos, pero esto tiene encima más que la verdad; te tiene a ti. No he encontrado, durante meses, la manera de llegar, hablar, e irme, como se debería hacer si todo sale mal, de lo contrario, me quedaría para siempre, como jamás lo soñé un día. Intentaré no desviarme del tema justo. La necesidad es obvia y ya lo que siento comienza a hacerse evidente, mis amigos me han hablado de eso. Seré lo suficientemente bueno como para dejar el miedo a un lado y enfrentarme a mí mismo, pues lo único que me impide unirme a ti en estos momentos son esos temores constantes que recorren en silencio todo esto a lo que le llamamos vida. Vaya sensación de satisfacción superarlos, pero aun nos queda la otra cara de la hoja, vaya lamento y decepción la que nos queda al darnos cuenta que tales temores nos dejaron ahí, derrotados, una vez más. Pues ahí estoy, derrotado, nuevamente vencido por todo lo que le niega a mi ser el referirme a ti con la confianza de siempre, tú me revuelves el alma. Haces de mi un nada que ve y respira, un nada que te ve y luego respira.

No he tenido el valor de enfrentarme delante de ti, al decirte todo esto como debería hacerlo, pero es que no es fácil cuando se trata de ti, quien me ve y me hace recordar que existo, quien me habla y me hace poner el pie firme sobre la tierra al hacerme saber que estoy aquí, tan cerca, tan cerca. Te encuentro en cada lectura diaria que realizo sentado desde mi ventana, te encuentro en las estrellas, en la luna en forma de uña, te encuentro no porque estés ahí, sino porque estás en mí. 

Esa es la única verdad y me niego a afirmarla delate de tus ojos, me niego rotundamente. Pues el día que lo haga estaré muriendo detrás de tu mirada y delante de tus palabras intangibles.

¿Qué es poesía?

«¿Qué es poesía? —dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.»

domingo, 16 de septiembre de 2012

Y aquí estoy...

De silencio en silencio, a ver si así llego hacia ese que me conciben tus labios.

Iré y vendré cuando quieras que regrese. Regresaré mil veces si mil veces me dejas volver, por ti.

Dos puntos y: me llevaste a quererte

Me llevaste a quererte.

Recuerdo que pasé por: tus ojos, tus labios, tu nariz, tu cabello, y tan solo con la mirada.

Tal vez no recuerdes, pero pasaste por: mi vista, mi alma, mi corazón, y ahí estás, viéndome como quien mira embelesado algún programa; o como yo, mirando tus ojos.

Recuérdame, cuando llegue a pasar por: tu vida, tu ser, cuando llene de mi tus días. Recuérdame por favor, no te pido más, tu recuerdo de mi me mantendrá vivo, vivo como el sol, que en cada mañana aviva las esperanzas de muchos.

Yo te recuerdo cuando: por causas de nada, nos encontramos por casualidad, cuando «un encuentro casual, era lo menos casual en nuestras vidas.» Y más aun te recuerdo cuando detrás de tantas noches, me llevaste a quererte.

Quiéreme cuando: por cosas del destino, tú vida siga cruzándose con la mía, y ambas hagan juego como el sol hace juego con la noche, trayéndose consigo el alba de la mañana; como las palabras hacen juego con el lápiz, como el lápiz hace juego con el papel, y como hacen juego tu mirada y la mía cuando se ven. Cuando tus risas se confundan con las mías y, cuando notes que en silencio; me llevaste a quererte.

Te querré cuando: me dejes ir para siempre, pues necesitaré quererte cuando quieras que regrese, de nuevo.
Convertiste tu sonrisa para mi, hiciste contraste con el mundo cuando te vi, y eso es amor, amor por que te quiero y no te tendré hasta dejarte ir y regresar a lo nuestro, sé que regresarás.

Te sueño cuando: despierto después de una larga siesta, porque eres un sueño hecho realidad, cuando viéndote es la realidad quien se vuelve un sueño, amor mío.

Te quiero porque: me llevaste a quererte.

«Ella me daba la mano y no hacía falta más. Me alcanzaba para sentir que era bien acogido. Más que besarla, más que acostarnos juntos, más que ninguna otra cosa, ella me daba la mano y eso era amor.»

jueves, 13 de septiembre de 2012

Vaya Felicidad

A veces me pregunto el por qué de tus desdichas, al momento en que me las cuentas pienso en algo como: Vaya, después de tanto sigues aquí y todo tan como si nada, sonriendo. Algunas veces hasta me alegra verte así, es como algo que me reconforta el alma, pues noto que las desdichas no te llevan a un lugar triste sino que te enseñan a como ser feliz.

Recuerdo claramente aquello de hace años atrás, eso que te tiró al suelo y te dejó un peso en los hombros, y aunque lograste ponerte de pié, nunca dejaste de llevar esa carga extra que nunca cedió espacio en tu vida. Pero sigues, sigues sonriendo. Vamos cuéntame tu secreto, quiero saber eso que tanto te hace feliz aun en la tristeza, yo quiero saberlo, pues siempre que me siento tan triste, cuando no puedo dejar de llorar necesito ese algo para luego poder subir la mirada de nuevo, vamos ¡dime! No calles tu fortuna, quiero escuchar y escribir cada palabra. También recuerdo aquellos leves golpes que me contabas que llevabas en las rodillas, esas burlas de ser siempre el más pequeño entre tus amigos, las ganas de ser más que todos y el silencio que te invadía al no poder. Vamos dime, dime como después de todo eso sigues aquí, viviendo así, no logro entender, ¡¿cómo carajo puedes ser feliz?! Necesito una explicación urgente, cada vez caigo más y no hay nada que me sostenga antes de llegar al suelo, explícame por favor, te lo ruego.

Pasaban los días y caminabas, ibas y venías, sonriendo, siendo feliz sin conocer la tristeza que te rodeaba. Tu vida era juegos y jugadas, no pensabas casi pero eras feliz, en aquél tiempo lo entendía, pues eras tan solo un niño. De repente apareció esa ausencia que te consumía hasta los huesos, algunas toneladas más a tus hombros y tan pronto cayeron te desplomaste, jamás has tenido la fuerza para soportar tal carga. Pero aquí sigues, vuelves de nuevo a sonreír y las noches cortas se vuelven largas, y las risas cortas se vuelven eternas, y yo aquí, llorando, como siempre después de todo. Llevo años luchando contigo, suplicándote en silencio esa vida, esos colores que en ti llevas, como los demuestras, como tú mismo los creas, ¿acaso estás loco? ¿No ves lo que te rodea? ¡¿Acaso puedes verme?! ¿Por qué no notas que estoy por el suelo? Que llevo una vida intentando levantar mis hombros y no puedo, pues la vida me empuja de nuevo y, de nuevo vuelvo al suelo. Y tú, tú solo caminas y sonríes, y sonríes como si estuvieses bien, como si bien fuese suficiente para ser feliz, feliz como lo eres tú, como nunca has dejado de serlo. Deja de gritarme silencio, por favor, recuerda que soy débil y jamás he logrado respirar tranquilamente, como todos lo hacen. ¡Recuerda que soy débil! Recuerdo esas despedidas tan melancólicas que me contabas, idas de personas las cuales creías especiales en tu vida, reencuentros, y más despedidas. ¿Acaso no sientes dolor al dejar ir a personas "especiales" en tu vida? O, ¿es que acaso nunca fueron especiales? Anda, ¡responde cobarde! Dime como, no eres nadie, eres solo una sonrisa de mentiras, a veces me das asco y otras no te creo nada de lo que me dices. A veces ni sabes lo que dices, y buscas cualquier cosa de la cual apoyarte, ¿ves? Si no te sostienes caes, ¿y yo? Yo solo caigo, pues aprendo, y aprendo a caer y a disfrutar de las caídas. 

Fuera de mi vista si no vas a responder a mis preguntas, después de tanto tiempo me he cansado de cada vez escuchar tu felicidad soportando mi tristeza, ya no puedo más. Seré una despedida más en tu vida, tal vez me extrañes más que a ti mismo.

—Ése es el secreto.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Te quiero

El poema más hermoso.

05/02/1836


«No creo que vengas, lo sé, 
sé que no vendrás.»


Cuanto tiempo, ¿no lo crees? Ha pasado ya tanto desde aquella vez. Recuerdo que nada nos detuvo, éramos la cohesión de dos cuerpos alejados de sí mismos. Hace días que te recordé, se me vino a la mente todo aquello que nunca tuvo fin, hasta que terminó. Recordé viejas conversaciones y reí un poco, cosas sin sentido alguno, promesas sin cumplir y hasta sueños sin haber sido soñados. ¿Qué cosas no? Como son las cosas ahora, tú tan allá y yo aquí, luchando, como siempre. Llenando noches con lágrimas como ya sabías, siempre será así, son cosas que nunca cambian. ¿Qué tal tú? Háblame de ti, ¿cómo están los estudios? Noté que has avanzado y que todo al parecer sigue como si nada. Estás un poco cambiada, ya casi no te reconozco y, sin mentir, a veces me provoca ahorcarte como Homero le hace a Bart.

Solo quería saber si recordabas aún, aquél para siempre que se nos terminó, ya yo aprendí a no añorarlo, y me siento mejor conmigo mismo sin él, pero a veces me cuesta recordar, pues aquellos días infinitos en los que nos juramos de todo ya no están, y no niego que me hicieron feliz en algún momento. A veces recuerdo tu voz, también esa llamada tan de hace poco donde tu voz se escuchaba quebrada y mis ganas de hacerte sentir bien no cesaban, caían gotas de recuerdos y no lo notaste. Puedes ver en lo fuerte que me he convertido, los sentimientos me los reservo para mi nada más, aunque ahora existe la presencia hermosa de una chica hermosa que de a poquito se va ganando eso que existe nada más dentro de mi. Me gustaría saber que tal te va en eso del amor, sé que nunca fuiste muy buena y la inseguridad recorría todo aquello a lo que le llamas sentimientos, hace poco te vi más segura de ti misma, me agradó verte así. Ya no sueñas casi y solo te fijas en lo que tienes o no, me desagrada eso. Yo sigo igual que siempre, sonriendo como si nada pasase, como si todo dentro de mí estuviese bien, algunas veces hasta me lo creo. Hago locuras y sonrío para aparentar, debo lucir una bonita sonrisa para cuando ella, la muchacha de la que te he hablado antes, esté frente a mi. Has cambiado, te he notado un poco más delgada y tu figura más detallada, eso demuestra seguridad, lo que siempre te luché. Me alegra mucho encontrarte bien, saber que aún vives con sueños que cumplir y cumpliéndolos. Ya casi termino, me queda mandarle saludos a tu madre y tu hermana, que tanto nos ayudó en lo nuestro sabes, esas cosas de niños a las que siempre jugábamos, escaparnos y encontrarnos a escondidas. Bueno, sin más nada que decir, espero te siga yendo bien, disfruta de la vida como siempre te dije que yo lo haría, sé tu misma y no olvides que: 
«Te espero cuando miremos al cielo de noche: 
tu allá, yo aquí, añorando aquellos días 
en los que un beso marcó la despedida, 
Quizás por el resto de nuestras vidas.» Como Benedetti lo cita en su poema.




Alejandro José Mena Gonzalez.



Celos...

Ese sentimiento vil y rencoroso que se pasea por las calles de la envidia.

Eres mi poesía

Te me hacías en los labios,
te ocultabas en mis letras,
caminaba yo sin percatarme de tu amor
cuando me miras y me retas.
Te escuchaba temprano,
tan temprano
que no sabía si despertaba
o soñaba,
si te escuchaba
o te pensaba, si te miraba
o tomaba de tu mano.
Reía cuando reír no era una alternativa,
era feliz mientras te viese,
pues mis ojos brillan y mi alma grita.
Te encontraba, y no sabía
que en el más remoto rincón
de tu piel
escondías ese silencio
que tanto nos gusta hacer.
Delineaba tu sonrisa
daba vueltas en la curva de tus ojos,
caía sobre el tobogán de tu nariz
y dormía en las cuevas de tu oír.
El viento me llevó a aquél lugar
donde perdido estuve;
era una selva de castaños oscuros
cabello suelto
cual mar revuelto.
Respiraba de tu aire
y mientras tanto vivía en tu vida;
aunque no escuchases
lo que gritando decía
es en ti donde
está mi alma perdida.

Este es mi lugar,
mi destino
no me ves, pero estoy en ti
y aunque algunas veces
no me puedas escuchar
quedarán mis letras para traducirte el ruido.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Todo el mundo nace dos veces. Mi segunda vez, es cuando te veo.

Algo fugaz, fugaz como nuestras vidas hechas para los dos, por separado.

Eres mi amor porque te vi y te encontré. Porque no te busqué y apareciste ahí, como si ya hubieses estado antes, como el silencio, que aparece por raticos. El destino nos llevó a mirarnos, mirarnos en silencio y dejarnos ver hasta el alma. Conocí tu mirada como tu vida entera, y recorrí los caminos de tu silencio aún cuando lo dijiste todo. No nos dimos cuenta, pero la vida se nos quedó en ese amor tan infinito y tan para siempre como cualquiera, ese amor que nació de la nada tan solo con mirarte. Te veía y veía tus gestos, tus gustos, tus facciones, tu sonrisa, te veía como nadie lo hacía y tú hacías lo mismo. Nadie lo notó pero nos amamos con la mirada y te convertiste el amor de mi vida.

Bajaste del tren justo a una estación de la mía, te fuiste con mi mirada y dejaste mi vida donde estaba.

sábado, 8 de septiembre de 2012

Las estrellas, y tú

Comencé a extrañarte aún sin tenerte, por segundos te extraño. No sé si será locura ésto que de pronto logro sentir en el estómago, tal vez haya comido algo que no me cayó bien, pero sé que al verte algo indescriptible comienza a pasear por mi estómago. Hace varios días me tomaste por sorpresa, en el momento no supe como reaccionar, aunque luego pude controlar todo ese desorden mental y organizar un poco mis ideas. En ese momento apareció eso que dice sentirse en el estómago, lo mismo que me hace sonreír ahorita al escribir pensando en ti. Estoy queriendo demostrarte muchas cosas y decirte muchas más, pero al momento de decirlo llega ese miedo que te invade hasta la gotita más chiquita de alma escondida en tu cuerpo.

Cada vez que te miro me sonríe el alma, y regreso a la tierra de aquel lugar adonde me llevaron tus palabras.

Repasar, vivir de nuevo y despertar

Fue un bonito día, hubo lágrimas de despedida, sonrisas de alegría y muy buenas horas de amistad entre grandes personas. Hoy fue un día de esos en los que se es feliz pero sintiendo esa especie de tristeza porque algo se va, porque algo dejas atrás. Ya sabemos que nada volverá a ser como antes, y que ésta etapa no se repetirá en nuestras vidas. Estamos subiendo otro escalón más, alcanzando una meta, construyendo un futuro. Me gustaría algún día volver a vivir lo vivido, recrear nuevamente esas experiencias de locura total, de esas que uno hace en esos momentos en los que la mente no te da más que para hacer locuras. Que día tan hermoso, recuerdo que al comienzo éramos tan solo niños en un planeta desconocido y, ahorita, al final del día, pues, mírennos. Ya no somos los mismos que éramos y en efecto, en un futuro jamás seremos lo que somos.

Como alguna vez le dije a ojos cerrados

"Porque perderte sería perderme, porque perderme sería salir a buscarte." Cuan difícil es entender a alguien que no se da a conocer, como se quiere querer si no se quieren ni las ganas de luchar.

Tambor de vida

Es una noche calurosa con un poco de brisa que se pasea por cada morada anunciando que los días calurosos están a punto de terminar, pues ya pronto se nos viene encima el infernal frío del invierno. Hacía silencio mientras escuchaba eso que sin saber que era, anunciaba de la nada algún nombre. Era su nombre, el que tanto me gusta escuchar; por eso, y tan solo por eso hacía silencio. Quería disfrutar de cada vocal y consonante que conformaban ese sustantivo propio. Por algunos segundos le negué luz a mis ojos. Quise desaparecer, y aparecer de nuevo junto a ella.

Sabía que era algo imposible, recorría caminos mil y dos veces para encontrar alguna diferencia en cada recorrido y, puedo asegurar que en cada recorrido, encontré algo distinto. Tan solo escuchaba, me fijaba en cada cosita, observaba, por algún momento sentí que no estuve, pues me perdí dentro de aquél lugar donde el mundo hace más silencio que ruido y, al hablar, solo dicen lo que deben decir. Lo que sienten. Caminaba en silencio, tan solo pensando en aquello que sabía y lo que quería saber, en lo que sentía y por último, en lo único que veía, ella. La veía porque era ella el silencio y la necesidad de hacerla, era ella la Luna y las ganas inmensas de verla en una noche despejada. Escuchaba algún tambor sonando dentro de mi pecho, pues era eso, el mantenerla ahí, a la vista lo que hacía sonar como tambores cada esfuerzo que hace mi corazón al bombearle las ganas de estar con ella a mi cuerpo. Era como caminar sin moverse, como nadar en la arena; pues era en la nada donde estaba y cada pasito que me acercaba a ella era otro paso más hacia el todo que vacía el vacío que ahí dentro reside. Como el sueño seguro al cerrar tus ojos, como las hormigas marchando al tomar tus manos, como mi alma volar al ver tu sonrisa. 

    Como un motor enorme, con una fuerza enorme haciendo mover una enorme máquina. Mi corazón. Como despertar con el sol, como dormir bajo la Luna y las estrellas. Como soñar y despertar observando nuestros sueños hechos realidad, mirarte a los ojos y que en ellos se traduzcan mis sueños. Así te quiero. Como Horacio a la Maga, como mi mirada a tu presencia.

Latía, latía cada vez más fuerte este tambor de vida. 

Hablando conmigo mismo, paseando un poco por los rincones de mí que no conocía, te encontré. Como si no supiese que ahí estás.