sábado, 3 de noviembre de 2012

Amén

Con el mero respeto, lo siguiente es tan solo mi punto de vista. Amén.

Ésto, es una pregunta que nadie, nunca jamás va a responder. Algunas personas creen ser conocedoras en su totalidad, cómo si fuese algo propio del entendimiento humano. Como quienes luchan y desperdician su vida buscando a ese ser supremo, como si lo fuesen a encontrar. No se dan la tarea de conocerse a sí mismos, ni siquiera de entenderse, me pregunto: ¿cómo carajos piensan entender a un Dios? Vivimos encadenados a esas doctrinas espirituales que desde pequeños nos vienen introduciendo en la cabeza, cómo si supieran de ello, como si nos quisieran hacer saber algo que ellos no saben. Que nadie sabe. Viven buscando la respuesta a la vida eterna, y me pregunto: ¿se darán cuenta que lo que hacen es un acto egoísta por la "salvación" propia? Dicen que Dios nos hizo a su semejanza o, ¿nosotros lo hicimos a Él a la nuestra? Son solo preguntas, que aunque algunos las respondan, esas respuestas, jamás serán totalmente ciertas. Me dicen que ore por esas personas que lo necesitan pero, ¿por qué estoy yo aquí? Tan bien establecido y ellos allá, con una vida de total desgracia. Tengo bien claro que Dios no es el culpable de la desgracia humana, pero aún siendo cierto eso, Él, permite que esta desgracia sea posible y que la única solución sea la muerte. Que quizás sea como dicen algunos: su salvación. O, para otros: un pasaje hacia las tinieblas. Quién sabe. 

Otros, simplemente ya decidieron dejar de creer, como si ya supiesen, como si estuviesen seguros. ¿A caso lo comprobaron? ¿Saben más que el resto? Y ¿aún más que los que creen saber? Jamás los entenderé, porque también tengo algo claro: si hay creación, tiene que haber creador. Es como pensar que no tienen padres porque no los ven. Como un ciego que niega que el mundo existe porque no lo ve. Como un sordo que niega que en el mundo hay sonidos porque no los escucha. Es ilógico, y la verdad, creo que los ateos son seres sin capacidad racional. ¿Qué hay desgracias? Claro que las hay. ¿Injusticias? Claro que también. Pero todo es parte de la naturaleza humana, todo cae sobre la balanza del bien y el mal. Como el ying y el yang. Imagino entonces que, para el ateo, la existencia de Dios significa paz total. Y según los creyentes, es eso lo que encuentras después de que mueres. Y es obvio que para el creyente sea ese el argumento lógico, tan solo al ver que aquí, en el planeta tierra, no existe la paz. 

¿Pero quién tiene la razón? 

Cada cual juzga por lo que quiere creer, por lo que cree real y por lo que le parece justo. Para mí, Dios es el creador supremo, el creador del cielo y de la tierra, y esto que vivimos todos significa su ausencia, y no del mundo, sino de nuestros corazones. Jamás creeré en una iglesia, ni validaré argumentos del ateo. Pues como yo, el escritor, me doy a entender mediante mis escritos, imagino que Dios, el creador, se dará a entender mediante la creación, no mediante alguna otra cosa. Puedo como tú, no estar en lo cierto, pero es lo que yo quiero creer. El mundo no necesita a Dios, el mundo nos necesita. 

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