miércoles, 4 de diciembre de 2013

En busca de sosiego hemos encontrado letras de amor

Entrelazar la vida propia con la ajena; que el alma abrace el otro cuerpo, que las miradas sean de fieles amantes. Es invertir nuestro tiempo en el abismo o universo (quién sabe), que existe en los ojos del amado.

Compartir las cumbres y mirar al abismo; que no importe cuál, pues desde el abismo más alto podrían dejarse caer los amantes y volar sin esfuerzo. Soñar universos; hacerlo sin estar durmiendo. Perder y ganar a la vez, la constante batalla entre la certeza y la duda. Ir desnudando secretos, hacer infinitos los instantes. Escribir versos de amor, darse besos con amor y a veces sin él. Incitar al tacto, y que las manos de uno vayan descifrando al cuerpo del otro. Que de ojos cerrados las miradas sean más que eso, que se deguste de un hermoso paisaje. Reposar la vista sobre las cordilleras más hermosas que el hombre pueda admirar, y tocar, y tal vez poseer por un instante. Que sus cuerpos sean cielo y reposen sobre nubes. Hacer constelaciones con lunares. Navegar en mares de piel. Hacer y deshacer la curva infinita que dibujan las sonrisas. Mirar a la afortunada, y ella al afortunado, y nunca querer dejar de hacerlo jamás, y a la mierda la redundancia. Obsequiar los mejores silencios. Y callar. Es encontrar en la otra persona nuestro pedacito de eternidad.

También muchas otras cosas más, quién sabe cuales, yo prefiero callar y seguir buscándolas. Pero sobretodo callar.