domingo, 20 de julio de 2014

Alma en pena

He olvidado quién soy, ya casi no me reconozco. No me veo igual, tal vez más alto, tal vez más flaco; quién sabe. He olvidado quién soy y ya no me importa recordarlo, voy perdiendo caminos y eso que aún ni los alcanzo, voy muriendo, quizás. Pobre, tal vez sea eso, soy pobre insitador de vida, triste, melancólico, ¡pobre! Todo lo que amo se ha ido, ¿¡por qué se van si son lo que más necesito!? Por favor, no me dejen. Sé que soy pobre, y que si se van es porque no tengo nada que ofrecerles, pero estoy muriendo, casi puedo asegurar que ya respiro menos. Qué idiota, ya ni sé quién soy, ni cómo me llamo, ni a dónde voy. Ahora tampoco me interesa saberlo, porque lo pobre me ha quitado las ganas de seguir. He sido demasiado débil, frágil, y nunca he podido superar eso. Soy más tristeza que alegría, ¡triste!, ¡melancólico!, ¡pobre! ¿Por qué tan débil y pobre? No lo sé, a lo mejor no he sabido complacer al fantasma que tenía tomado por la chiva, pero que ahora es él el que tiene atada una soga a mi cuello. Él sabe que, quizás, ahora sea yo más muerte que vida, también está seguro de que mis estupideces no llevan consigo ni un poco de mí. Él sabe que no soy yo; y yo solo sé que he olvidado quién soy.