sábado, 26 de noviembre de 2011

Pastillas para dormir II


II


Después de algunos días comienzo a notar cambios en mi cuerpo, el cansancio no me deja pensar con claridad y aún no encuentro algo que me haga descansar como aquellos días en los que te tuve. Los ojos se cierran solos, tengo pesadillas, nada parece estar de mi lado. Hoy quiero dormir más que nunca, descansar, pero al tocar la cama noto que en mi cambia todo, aquellas ganas de dormir desaparecen y mis ojos están tan abiertos como los de un búho a la mitad de la noche, hay un recuerdo que me ataca, el mismo que desde hace poco se apoderó de mi insomnio. Respirar cada vez es más difícil, sigo viviendo con un libro en la cabeza pero tan solo con algunas letras en las manos. No hay reloj que me diga la hora exacta, ya que han de pasar 10 minutos los cuales han sido para mi tan largos como la noche entera. Son las 4:45Am y sigo hablando con la musa que me ayuda a escribir, escucho su voz muy clara, me habla de alguna historia de la cual ella fue inspiración un día, me habla de que alguna vez, en ella se basaron los grandes escritores y que su nombre está escrito en cada una de las letras de aquellos libros. Me dijo: "Hermosa noche fría de inspiración para tus manos, cálido te mantienen mis besos que en silencio te dictan cada palabra, cada vocal y consonante que escribes, cada frase, cada nombre oculto en ti mientras reflejas el arte de la letra en tus brillosos ojos de sueño. Recuerdo claramente cuando a William le hablé de Julieta, cuando a Pablo le di motivos para escribir hermoso versos, cuando le dictaba aquellos poemas a Mario, cuando a Julio le hablé de Horacio y de la Maga, y sin nombrar a los infinitos escritores que han pasado por mí, ahora soy yo la que paso por ti, dejando claro que soy la soledad que te acompaña y el sentir que te hace escribir. Yo soy cada nombre llamado inspiración, soy cada beso que despierte en algún ser la sed del desahogo mediante el arte."

Abrí bien los ojos, le pedí que me repitiera aquella frase donde citó ser la soledad que me acompañaba, le agradecí por darme motivos, por darme letras. Respiré profundo y seguí pensando en aquel motivo que no me dejaba descansar. Claramente se escuchaban perros ladrando, personas riéndose a carcajadas. Ya pronto saldría y sol y yo no había dormido ni 20 minutos. Me acerco hasta la ventana para notar un hermoso amanecer, cielo despejado, mucha brisa y la radiante luz del sol que poco a poco se mostraba cada vez más dejando atrás al horizonte que la cubría. Comienzo a vestirme, pues ya notaba que este iba a ser otro día bajo la monotonía de la rutina, que no me permitía descansar ni en mis horas libres. Mientras esperaba que fuesen las 7:20Am tomé un libro y muy silenciosamente para no molestar a nadie, me senté en el sofá que se encontraba en la sala y comencé a leer. Recuerdo que aquel libro relataba la historia de alguna mujer, que por entregarse perdidamente al "hombre de sus sueños" se contagió con el virus del VIH, triste historia hecha con letras directas de la realidad. 

Tristemente salgo de mi casa a continuar con aquel que parecía un día normal como todos aquellos días anteriores, donde lo único importante en ellos es verte respirar mientras caminas y guardar cada segundo de ti en mi memoria. Camino entre el mar de personas, después de un amanecer hermoso el día se torna gris y llovioso, comienza a oscurecer la tarde, parecen las 5Pm cuando en realidad son solo la 1Pm. Se escucha un trueno aturdidor que deja a miles de personas con el corazón en la garganta. Me apresuro en llegar a mi casa, necesito algo de comer, pues intento no derrochar el dinero en la calle comprando algo que lentamente va a matarme. Pasan las horas y yo, después de haber comido, me siento en el sofá, solo en mi casa a leer un poco más de aquella historia. —Qué triste es el amor cuando no es el amor sino la desilusión la que te acompaña, ahora aquella mujer viviría con un pesar en el hombro gracias al hombre que por supuesto amor le regaló aquella enfermedad incurable.

Hay mucho ruido en mi casa esta noche, casi nadie duerme, es como el paraíso no sentirme solo, escuchar voces y pasos andando por toda la casa. Comienza a darme sueño, estas noches he descansado un poco he logrado dormir, ahora tengo un virus de esos estacionales que me hace despertar con más lagañas en los ojos que agua en el mar, tal vez haya algo que no quiera que abra los ojos, tal vez mi cuerpo me ruega que no me levante de la cama. Ya mis oídos sordos se acostumbraron a escuchar siempre lo mismo y, por lo mismo, salto de la cama colocando el pie derecho directamente al suelo, para ver si así, con supuestas supersticiones, logro tener suerte un día. El silencio guarda algunas letras que me molesto al escuchar porque de poca realidad hablan y la única realidad que pienso escribir es en la que vivimos, "ver para sentir".

Siguen pasando los días, paso yo con los días y, conmigo, mi búsqueda de esa pastilla para dormir.

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