viernes, 8 de junio de 2012

No era locura, es amor.

La tomé de la mano, cuando comencé a sentir su amor hacia mi, la tomé de la mano.

He de conversar con ella cada mañana helada, cada tarde calurosa, cada noche fría. Ella es el punto de encuentro que tienen mis labios y mis ganas de besarla. Respiro distancia, así lograré un día consumirla toda. La tomé de la mano, la llevé a un paseo por el muelle, le mostré un hermoso atardecer y conmigo la llevé a aquel lugar especial donde guardaban reposo los mejores paisajes. De sus labios fríos sale un tímido "te quiero", una sonrisa clara y el enrojecimiento de mis pómulos hace notable mis ganas de decírselo también. Te quiero, le dije con voz clara pero un poco temblorosa. Pues estaba atragantado de tantos nervios que a poco me dejaban respirar. Caminamos por aquél muelle, tomados de la mano, insistiendo cada uno en no querer separarnos.

Recuerdo haber visto un hermoso anochecer, le hablé de aquello que me inspiraba. Le conté sobre mi pasión por ver el cielo en cada noche fría, y mis ganas de escribir que se me gastan pensando en ella. Recuerdo que al haberse ido a su casa la llamé y le dije algo como:
—Oh, sal un momento a la ventana y si puedes ve hacia el cielo.
—Si, ya estoy justo en la ventana y mirando al cielo ¿qué sucede? Respondió ella con un tono un poco extrañado.
—Cuéntame qué es lo que ves en el cielo, cuéntame con detalles que observas. Le dije, nervioso pero con voz que me hacía para ser confiado.
—Veo muchas estrellas, es una bonita noche. No logro ver la Luna desde aquí, pero si se llega a ver un poco de su brillo. ¿Por qué quisiste que hiciese ésto? Está hermoso el cielo y la noche, pero como casi siempre ha de estar.
—Qué casualidad. Le dije. Yo veo un cielo exactamente igual al que tu ves. Veo millones de estrellas, cielo poco despejado y el muy hermoso brillo irradiante de la Luna. Aunque sin que tu te des cuenta, lo que más me gusta ver, es el reflejo de tus ojos en mi aguita de cielo. No estamos tan lejos, date cuenta que vivimos bajo el mismo cielo, y que caminamos sobre el mismo suelo. Estamos cerca, más de lo que puedas pensar.
—*sonrió* y ella en voz baja dice: "Lo mejor de todo no fue ver el cielo y escuchar esas hermosas palabras que me dijiste, la mejor parte estuvo en ese momento en el que pude notarte al salir de tu ventana, mirar al cielo y esconder una sonrisa en aquél lugar al que le llamo, mi corazón."

Fue entonces cuando noté que no era locura, es amor.

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