jueves, 29 de agosto de 2013

Caridad

Y de qué manera nos quedamos tú, yo y nuestro amor en medio del parque y sus árboles; en medio de las plazas y su gente; en medio de todo esto que nos separa. Caminando en direcciones casi opuestas, econtrándonos de nuevo para mirarte y decir: "Me encantan tus ojos." Para soñar con el horizonte en el que se ha convertido tu perfil; para besar tus cumbres y abismos; para hacer mi eternidad más amena.

Pero de qué sirve, si mis cumbres van mucho más allá de lo que tú puedes llegar a ver, y no las ves porque no quieres levantar la mirada. Me has dejado bajo un mismo cielo pero casi sin ti; con dudas, contigo, sin ti. Es imposible no pensarte (en estos momentos), no dejas de ser eternidad, te convertiste en letras que no se extinguen; trasciendes. Tú eres ese lugar que me encanta frecuentar pero en el cual no soy bien venido. Tú eres parte de lo que me falta, y todo lo que me sobra. Yo soy en ti lo que quieres y tienes, pero que no presumes. Yo soy de ti lo que tienes, y no te hace falta. Yo soy lo que adquieres, usas, y luego olvidas. Amor.

Pero de qué manera nos quedamos tú y yo en medio de lo que somos y lo que queremos ser, mirándonos en direcciones opuestas. Y nuestro amor ahí, en medio del parque y los árboles; y nosotros aquí, mirándonos despacio preguntándonos en qué nube nos hemos dejado de querer.

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