jueves, 17 de septiembre de 2015

Danza tormenta

Vine a verte porque te extrañaba, porque decidí arriesgarme a no encontrarte, pero siempre estás. Tienes esa virtud; y yo la fortuna de por fin volverme hacia ti. Ya estaba un poco decaído porque son más goteras que recipientes; y tú sabes lo triste de las lluvias que inundan mi hogar cuando el agua no viene de tu cabello empapado. Pero hoy es un día muy especial, porque mis fiestas las celebro en tus espacios, y puedo acurrucarme entre tus pechos si la danza ya es suficiente, la lluvia es rocío, y no es tu cabello el que se empapa. 

Me doy cuenta que has cambiado, eres más mujer y comienza a notarse en tu instinto protector. Me atrevo a decir que eres más fuerte de lo que soy, incluso más grande y con mayor determinación. Quise sorprenderte, pero sabes que no soy tan bueno para las sorpresas, sabes también que tú ves más allá de las cosas, y de mí, no esperas más que esto. Tal vez yo no sea tan bueno, es que mi luz brilla menos cuando me equivoco. Pero te extrañaba. Quiero decir también que nos extraño vírgenes, con la fuerza para cargar mil sueños sin agotamiento alguno. Nos extraño al verte porque sé no soy el mismo. Y me extraño haciéndote feliz.

Cambiamos al mundo, y lo sabes. No nos faltaba nada más, nos alcanzábamos para todo, pero tú conoces la relatividad de las cosas. Vine a verte porque te extrañaba, porque ruego que me perdones. Porque quiero hacer brillar mi luz como nuestra, porque no importan las goteras, ni la lluvia si nos empapamos juntos. Tengo la fortuna de encontrarte y el ímpetu de arriesgarme a cambiar el mundo a tu lado.

Hoy es un día muy especial, llueve y las goteras no importan. Tú tienes la virtud de estar, y yo tengo la fortuna de volverme hacia ti y danzar el tango que cantan tus ilusiones.

Hasta mañana.

Alejandro.

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