viernes, 10 de febrero de 2012

Escritores

Bajo la tranquilidad de la noche reposa un pensador con ganas de plasmar la vida en letras. Bajo su tranquilidad se posa aquel hombre que con ganas de un ser hace volar su mente y completa su falta mediante letras. Somos nada, más que letras hechas por la vida. Cada quien vive su libro y cada página del mismo es escrita por cada paso y cada acción que a diario da su escritor, algunos hacen su libro historia, otros lo hacen memorable, algunos los hacen una historia de amor (ya muy pocos), otros los hacen historias tristes y otros solo lo hacen. Cada quien tiene el don y las ganas para llenar a su manera cada página de aquel inmenso libro en el que tardan años para completar. Hay quienes se aburren y prontamente terminan con su historia porque se cansan de escribir, hay quienes terminan sin querer terminar y hay quienes aún con la dificultad que reposa en su lienzo, hacen lo posible para completar y que su historia tenga un final feliz, o por lo menos un final.

Hay escritores que no notan la calidad de sus escritos, que en vez de hacer su historia, deshacen la historia de otros. Hay escritores que escriben con ganas, hay escritores que aman escribir, son esos mismos escritores los que hacen de su libro una excelente historia para leer. Hay otros que escriben con amor, con dulzura. Los que escriben con ganas de amar y amando, los que escriben con el corazón y llenan las páginas de alegría junto con aquel cariño que le da el toque perfecto para el comienzo de la historia de otro.

El mundo está lleno de buenos escritores, escritores que le regalan la mejor historia para leer al ser que nos obsequió la vida. En el mundo hay miles de millones escribiendo su historia, puede que estén usando letras, pueden que estén usando su cuerpo, sus pies, sus manos, sea como sea están escribiendo que es lo importante, que sin importar el modo en que escriban hacen historia, sin importar si sea de día o de noche, de tarde o de mañana, el buen escritor no se cansa de escribir hasta que escribir no sea historia, sino la realidad en su presente.

Hoy voy a escribir mi historia, llenar las páginas de mi vida como yo quiera, voy a escribir con las manos, con los pies, hasta con las orejas si es posible, pues no solo está en lo interesante sino en las ganas que se usan para relatar la historia. Un día no seré historia sino realidad en el recuerdo que en mis escritos relatan con vida una historia de amor.

Somos escritores a medias para completarnos con los cuentos que relatemos en la vida.

Voy a utilizar mis días como el perfecto lienzo para escribir en ellos mi historia que prontamente no será mía sino nuestra.

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