domingo, 17 de marzo de 2013

Querida

Tus manos
oh, esas manos que me quitan
y me dan. Ese tacto tuyo
que dibuja mi abdomen
colorea mi espalda
y se pierde en mi cabello.

Tus labios
oh, tus labios que citan
mi nombre y me citan
en ocasiones, muy cerca
de ti.

Tu espalda
oh, tu espalda que
me encantaría recorrer,
dibujar, colorear.
Tu espalda, que desvisto
desde el inicio a su final.

Tus ojos
oh, tus ojos que me imitan,
que me reflejan los gestos
y las sonrisas.
Tus ojos en los que me pierdo,
y me pierdo sin ganas de
encontrarme de nuevo.

Tu piel
oh, tu piel es ese desierto incomún
que me quita la sed
sacia mi necesidad
de ti
y claro
te viste mejor que cualquier
retazo de ceda.

oh, tú, querida
que me sentencias a esta vida
tan placenteramente como
si por alguna razón
la viviese junto a ti,
citando cada parte de tu cuerpo
descubierta por mí
como en las lineas de este poema.

Querida.

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