domingo, 13 de abril de 2014

Teorema sobre eternidades

Oh Cielo, ahora que conozco tu paz
ahora que te tuve en mis manos:
puedo morir feliz.
Conocí tus cumbres y tus abismos;
conocí tus costas
tus mares
tus cordilleras
y tus volcanes.
Ahora, Cielo, que conozco tus auges
y tus ocasos
ahora puedo vivir en paz.

Oh Vida, te tuve y ya no;
también a ti te colmé de mí
y de cielo
de paz
y de vida.
Y ahora que ya no te tengo, Vida:
puedo morir en paz.
Pues esta muerte
llena de cielo
de paz e irónicamente de vida
es mi anhelada eternidad.
Y eternidad puede ser casi
un sinónimo de libertad
porque en ti,
Cielo y Vida
soy eterno y libre
libre y tuyo, amor.

Oh, Amor, ahora que conozco tus constelaciones
o, ¡ahora que conozco tus universos!
podría yo jurar que esta vida es vida
y muerte
paz
y delirio
la sed
y el agua,
esta vida es de ti, Cielo y Vida
y de mí eterno en tus cielos
y en tu vida, amor.

Y de qué manera tú
mi fiel instrumento musical
con tu cuerpo que es arte y artista
invadiste mis avenidas
mis rincones
mis mares
y mis desiertos;
¡pero de qué manera tú! que eres amor
y paz
me invadiste la vida
y la piel
los labios
la mirada
y los recuerdos
con tu voz que es blues y jazz
con tu piel que es tuya
y mía
con tus versos
con tus manos que me recorren dejándote en mí
con tus besos dibujándome eternidad en los labios
y huellas en mis altares.

Oh Cielo, ahora que conozco tu paz
ahora que sé que la eternidad existe
ahora que he sido libre y puro
puedo jurar por Dios
si quiero
que el amor
la libertad
y la vida
no son lo que son sobre tus nubes
con tus vientos
y tu sol.

Oh, Cielo, ahora que fuiste mía
lo serás por siempre:
aunque ya no nade sobre tus mares
aunque ya no vuele bajo tus nubes.

Amada mía
ahora que te siento tan mía y tan en mí
podría jurar por Dios
si quisiese
que las huellas, tuyas y mías
descansarán sobre ambos cuerpos
hasta que nuestras pieles decidan convertirse en polvo.
Aunque ya no nades sobre mis mares
aunque yo ya no vuele bajo tus nubes, amor.

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