lunes, 12 de septiembre de 2011

Vida sin vida y un mundo que no es mundo.

Me torturas cada vez que no te veo. Me torturas cada vez que no me hablas. Me torturas. Eres capaz de torturarme con palabras, de esas que jamás dices. Ya no sé si es amor o dolor el que siento por ti. Si lo único que quiero es estar contigo. ¿No ves el color grisáceo que tiene el mundo?

Amor es dolor cuando pienso en lo que nos aleja. Quisiera saber que sucede. Tu silencio me tortura, ¿es que acaso es muy difícil decirme lo que sientes?

Camino por las calles de la muerte, del silencio convertido en solo los matices blancos y los matices negros. Estoy en un mundo donde nadie entiende, donde nadie quiere entender. Yo solo camino entre los grandes edificios, donde vi a una niña, en su mundo de color jugando con su perrito en el patio de su casa. Se veía tan feliz. Ya no sé el porqué de los mundos a color, si los colores de mi mundo te los llevaste, ¿entiendes? ¿amor? es eso lo que me tiene en este mundo. Yo muriendo por querer hablar contigo y tú, obviando tus respuestas. Qué tortura, ¿por qué tan tú? Eso de reír está prohibido en mi mundo. Puedo ver los carteles en las azoteas de los edificios, tienen fotos tuyas, desgarradas como si tuviesen mucho tiempo allí. Parece que una tormenta se ha llevado todo aquí, pocas señales de vida hay, no hay nada, mas que yo caminando por las calles. Ya no vivo, yo solo pienso en ti. Dejas cada silencio en cada rincón, dejas cada palabra en cada cuarto vacío.

Al parecer veo algo al final, no se distingue muy bien, parece ser una especie de visión, un recuerdo. Se le notan los colores, se escuchan la risas, puedo ver alegría desde aquí. No tengo a donde ir y parece ser esa mi mayor opción de destino. Mientras camino por todo este lugar muerto, hago silencio para que no haya ruido que me estorbe, hasta el ruido de mi corazón me estorba desde que ya no late para ti. Tanto ruido aquel día me dejó en los oídos ese molesto pito que no deja de molestar mi paciencia. Tu adiós me dejó en la boca un sabor amargo, el sabor de tus besos con el tiempo fue desapareciendo de mis labios y de mi alma  iba reapareciendo aquello que ha estado antes que tú, dolor.

Recuerdo aquel encuentro, donde sin querer se escapó un te amo y se ocultó allí muy dentro de mi corazón. Es triste, lo sé, pero he de saber que sigue ahí, que la única manera que de salga es que muera y si he de morir lo haré por ti.

Ahora veo cada vez el color y la alegría más cerca. Siento que he caminado mucho, me duelen los pies y aun está muy lejos mi destino.

Mientras camino sin detenerme en silencio pronuncio nuestras iniciales, son música para mis oídos. Me parece extraño que entre tanto tormento por fin haya algo que acaricie mis tímpanos con dulces palabras. Comienzo a recordar todo aquello que nos dijimos, hablamos tanto. De mi salieron secretos, salieron algunas lágrimas, me hacía feliz oír su voz, me hacía feliz. De ella salió amor, yo lo sabía ella también. Ahora no sé que pensar, pues de ella solo salen algunas afirmaciones y comentarios. ¿Por qué todo quedó atrás? No lo entiendo, ¿qué hice mal? Si yo lo único que hice fue amarla. ¡Una sonrisa! Salió de entre mis recuerdos una sonrisa, aun ella ha de provocar esos sentires en mi.

Me acerco más, pero a distancia veo que disminuye el color de nuevo, una lágrima corre por mi rostro. He caminado tanto para nada, para solo darme cuenta que eso que tanto anhelo solo se aleja más y más. Ya no puedo seguir, yo solo voy a morir y en silencio cerraré mis ojos para darme cuenta que el color que vi un día solo fuiste tú pasando frente a mi vida. Yo no pude retenerte, porque justo en el silencio los te amo escaseaban, ya tu no querías mostrarte en mi como lo hacías antes. Yo por más que lo intentaba tu indiferencia me decía que tu ya no me querías. Así poco a poco fue como fue yéndose el color de mi vida que   dejaron tus palabras al deleitar mis oídos.

Un último intento por abrir los ojos, de reojo te pude ver, vi que sonreías, me levanté apresurado por irte a buscar, corrí y corrí, incluso más que la primera vez, no te acercabas seguías siempre igual de lejos. Yo seguía corriendo. Ya estaba exhausto cuando decidí parar, ya no era una lágrima, era como un río de agua salada corriendo por la montaña queriendo llegar al mar. No entendía, porqué yo corría y corría y tú seguías ahí, como si nada, que aunque me vieras correr no hacías nada por venir a mi. Ahí fue que pude entender todo, no importaba que tanto corriera, si tú tan solo tú te quedabas allí sin hacer absolutamente nada entonces nada avanzaba, todo seguía igual, pues el amor infinito que sé que aún te tengo no es suficiente para llenar el espacio que dejas al no intentar nada por venir conmigo. Pude entender que no te llevaste los colores de mi mundo, yo quise que ellos se fuesen contigo, porque si alguien en mi vida supo hacerme sentir importante fuiste tú, si tu te vas eso se convierte en un simple nada que deja de ser todo para mi. He ahí la razón de mi mundo muerto, mi mundo sin ti no es mundo.

Vivo en la tortura del olvido que tiene a esto a lo que le llamo vida de color blanco y negro.

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