Cincuenta y un veces han pasado
doce meses, desde que tú...
Tú solo estabas naciendo, y yo...
Yo estaba apenas a
treinta y tres veces doce meses de nacer.
Tu alma y su reencuentro con la mía,
son las lágrimas que se hacen eternas,
y fue tan efímero el sentirte conmigo,
tan fugaz.
Pasaron doce docenas
de meses a tu lado,
y ya las recuerdo como diez
tal vez en unos años,
como nueve y quizás,
algún día solo te recuerde.
Las miradas entre nosotros han desaparecido,
tu silencio
ahora reina en el universo entero. Y
mi reencuentro contigo es cada noche,
cuando desde el miradero de mi ventana
te pienso.
Han caído las noches frías,
las lluviosas
y hasta las que no parecen noches.
He caído las noches no tan frías
y tú has caído conmigo.
Caímos juntos
como juntos van el cielo
el alba
y el ocaso, caímos pues
tu adiós fue la unión
de nuestras almas.
Y
cuando te recuerdo
vuelves tú
a caer
conmigo.
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