lunes, 12 de noviembre de 2012

Mi señora de las nueve décadas


Oh, mi señora, cómo te describo, si aunque te conozca del alma a las arrugas eres eso que no se dice, eres lo que aún no se explica. Casi ni me recuerdas, tienes más años que memoria, pero cómo no quererte. Te ves hermosa, los años no han pasado en vano. Aún debajo de tus arrugas y achaques de tercera edad yo te encuentro como la mujer de mi vida; y cómo no, si crecí queriéndote, yo crecí en tus brazos y en tus ojos; tú me ves distinto, pero yo te veo igual. Sé que no sabes leer, y que si yo te leo todo esto, más tarde no lo vas a recordar, pero si no te escribo no vivirás por siempre. Tan bonita, me encanta verte dormir, respirar, yo te veo caminar y bailar; te veo cuando me abrazas, cuando gritas, cuando lloras, yo te veo y no quiero dejar de hacerlo; te veo cuando me miras, hasta cuando no me recuerdas; pero en cambio tú me ves y repites eso que tienes grabado. Ya me sé tus palabras, me sé tus reacciones y tus respuestas. Si supieras, abuela, cómo te quiero y cómo te necesito, si supieras.

Te aprovecho en cada respiro y te quiero más en cada latido. Mañana, cuando despiertes y me recuerdes, volveré de nuevo a sonreír como cada vez que me tomas del brazo y caminas junto a mí para no perder el equilibrio. Por cualquier cosita parece que fueras a caer. Por eso te sujeto hasta el alma, no quiero que en algún momento te vayas a dar un mal golpe y se te complique un poco más la vejez. Pero me miras con esos ojitos caídos, y esa boquita en la que aún después de tantos años, florece una sonrisa inmensa. Cómo te llevo en mí, Señora de las Nueve Décadas, cómo crecí viéndote. Y vivo recordando esos momentos en los que distraída en tu cocina, preparabas los mejores platos de mi niñez. Ya hasta eso has olvidado, el tiempo se ha ido con tu memoria, y se va... adiós.

Mi señora, que el tiempo no te lleve con él, que te deje aquí, con tu vida, con tus ojitos caídos y tu sonrisa recién florecida. Que mi mundo, un poco más firme que el tuyo, gira entorno a ti, y si caes, mi señora, estoy dispuesto a caer a tu lado. Y si decides irte con el tiempo, aquí te quedas, en esto que te escribí mientras te veía dormir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario