lunes, 10 de diciembre de 2012

Basta con soñarnos

—¿Cuál es tu nombre?
—Vanessa.

—Un placer, mi nombre es Matías, pero no importa eso. Hasta en la distancia pude ver el brillo de tus ojos, lo encontré oculto, y todo eso que no viene al caso. Eres hermosa y hermosa es la noche también. Vienes sola, como la Luna, y yo solo, como el Sol. Vivo días dando luz y soñando con alguien como tú, y tú igual, y lo sabes. Pero lo nuestro es casi imposible, porque nunca antes nos habíamos encontrado, son cosas de lo natural y con lo natural se enlaza lo real. ¿Qué tal si nos olvidamos de la realidad? Hacemos de esto un sueño, y tú, Luna, te vienes conmigo a este infinito universo, lo hacemos nuestro y luego volvemos a la realidad. ¿Te parece?

—¡IDIOTA! ¿Me estás invitando a tener sexo? Si ni te conozco, ¡IMBÉCIL!

—El sexo no lo comprendo, y creo que jamás lo haré. Te desconozco, y tú a mí. Pero basta con soñarnos para conocernos perfectamente. No te estoy invitando a tener sexo, te invito a hacer el amor.

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