domingo, 30 de diciembre de 2012

Bendita nostalgia

No se puede sonreír de vez en cuando, no se puede. Siempre hay días, quizás horas, o hasta minutos en los que sonreír es lo más difícil. Una fábrica de lágrimas, y un camino para ellas entre tantos errores y aciertos. No se puede sonreír, y menos cuando la pregunta es: "¿A dónde vas y por qué no vienes?". Bendita nostalgia, ¿eh? Es el consumo principal en un mundo de consumistas a tiempo completo. Ayer sonreí, y ya hoy desconozco de mi sonrisa, ¿a dónde se fue? ¿Contigo? Quizás.

—¿A dónde se fue?
—Se fue hacia aquél lugar que fue, y que ya no es. Se fue a donde tenía que irse y volverá cuando tenga que volver.
—¡Qué vuelva ya! Por favor.

No he dejado de pensar-la, hoy la Luna está maravillosa y no la tengo para decirle que pienso en ella mientras la miro, como cada noche en la que miro las estrellas, y a la Luna. Se lo digo sin ella darse cuenta de lo que le estoy diciendo, espero algún día lo note. Que descifre todo eso que intento decirle en secreto. Eso que no sé como decirlo, ni sé porqué me cuesta tanto decirlo. Hoy es el día en que las mariposas suben de tu estómago al corazón y sientes eso que nadie sabe explicar en el pecho, es hermoso, y doloroso. Es la duda, quizás. Quién sabe. Es un diálogo que no se ha escrito, una pregunta y una respuesta. Quizás también otra pregunta, y otra, y otra, esperando que alguien las responda. Es un sentimiento vivo, y entonces confirmamos que es en el corazón donde se alojan los sentimientos, o por lo menos es ahí donde los sentimos.

—¿A dónde irán las sonrisas cuando no sonríes? ¿Y las lágrimas cuando no lloras? ¿A dónde irán? Necesito saber, necesito buscar mis sonrisas, y solo a ellas porque en ellas...

Estás tú.

No hay comentarios:

Publicar un comentario