miércoles, 12 de septiembre de 2012

05/02/1836


«No creo que vengas, lo sé, 
sé que no vendrás.»


Cuanto tiempo, ¿no lo crees? Ha pasado ya tanto desde aquella vez. Recuerdo que nada nos detuvo, éramos la cohesión de dos cuerpos alejados de sí mismos. Hace días que te recordé, se me vino a la mente todo aquello que nunca tuvo fin, hasta que terminó. Recordé viejas conversaciones y reí un poco, cosas sin sentido alguno, promesas sin cumplir y hasta sueños sin haber sido soñados. ¿Qué cosas no? Como son las cosas ahora, tú tan allá y yo aquí, luchando, como siempre. Llenando noches con lágrimas como ya sabías, siempre será así, son cosas que nunca cambian. ¿Qué tal tú? Háblame de ti, ¿cómo están los estudios? Noté que has avanzado y que todo al parecer sigue como si nada. Estás un poco cambiada, ya casi no te reconozco y, sin mentir, a veces me provoca ahorcarte como Homero le hace a Bart.

Solo quería saber si recordabas aún, aquél para siempre que se nos terminó, ya yo aprendí a no añorarlo, y me siento mejor conmigo mismo sin él, pero a veces me cuesta recordar, pues aquellos días infinitos en los que nos juramos de todo ya no están, y no niego que me hicieron feliz en algún momento. A veces recuerdo tu voz, también esa llamada tan de hace poco donde tu voz se escuchaba quebrada y mis ganas de hacerte sentir bien no cesaban, caían gotas de recuerdos y no lo notaste. Puedes ver en lo fuerte que me he convertido, los sentimientos me los reservo para mi nada más, aunque ahora existe la presencia hermosa de una chica hermosa que de a poquito se va ganando eso que existe nada más dentro de mi. Me gustaría saber que tal te va en eso del amor, sé que nunca fuiste muy buena y la inseguridad recorría todo aquello a lo que le llamas sentimientos, hace poco te vi más segura de ti misma, me agradó verte así. Ya no sueñas casi y solo te fijas en lo que tienes o no, me desagrada eso. Yo sigo igual que siempre, sonriendo como si nada pasase, como si todo dentro de mí estuviese bien, algunas veces hasta me lo creo. Hago locuras y sonrío para aparentar, debo lucir una bonita sonrisa para cuando ella, la muchacha de la que te he hablado antes, esté frente a mi. Has cambiado, te he notado un poco más delgada y tu figura más detallada, eso demuestra seguridad, lo que siempre te luché. Me alegra mucho encontrarte bien, saber que aún vives con sueños que cumplir y cumpliéndolos. Ya casi termino, me queda mandarle saludos a tu madre y tu hermana, que tanto nos ayudó en lo nuestro sabes, esas cosas de niños a las que siempre jugábamos, escaparnos y encontrarnos a escondidas. Bueno, sin más nada que decir, espero te siga yendo bien, disfruta de la vida como siempre te dije que yo lo haría, sé tu misma y no olvides que: 
«Te espero cuando miremos al cielo de noche: 
tu allá, yo aquí, añorando aquellos días 
en los que un beso marcó la despedida, 
Quizás por el resto de nuestras vidas.» Como Benedetti lo cita en su poema.




Alejandro José Mena Gonzalez.



No hay comentarios:

Publicar un comentario