martes, 7 de mayo de 2013

Celos

Este egoísmo que me invade cuando se trata de ti, insolente, arrogante, caprichoso. Se traduce, tal vez en: o eres solo mía, o no eres mía. Qué desastre este egoísmo cuando se trata de ti, no quiero en ti otras manos, ni sobre tus labios otros labios, ni siquiera quiero en ti otra mirada amante que no sea la mía. Pero eso es lo de menos, mi egoísmo no es con quien te ame, sino con quien amas. No me importa (me importa menos, quise decir) que te miren otros ojos, ni que te toquen otras manos, ni que te besen otros labios; lo mío es más hacia ti. Me importa que te miren otros ojos, y te des cuenta; me importa que te toquen otras manos, y tú las aceptes; me importa que te besen otros labios, y que tú... y que tú los ames. No desconfío, no me entristezco, no sonrío ni siquiera, es simplemente: egoísmo. Es que tú, que te traduces a lo que eres, tan bonita, de personalidad tan querible, de labios tan besables, de manos tan moldeables, de cuerpo tan abrazable y de sentimientos tan amables, me tientas a quererte solo para mí. Pero eso no existe, porque tú eres libre, y yo egoísta. Y en la distancia es obvio que encuentres a otro que descifre tus acertijos y tus laberintos, aún mejor de lo que yo lo he hecho. Y es normal, que teniendo en el recuerdo tus labios, y tus manos, y tus ojos, y tus abrazos, me dedique a hacerlos tan míos que me niego rotundamente a compartirlos: ¡O eres solo mía, o no eres mía!

1 comentario:

  1. ¡Ah! Aunque me encanta tu prosa, que lejos estoy de sentir algo así.

    No tengo esa capacidad de sentir que una pareja es "mía", y por lo tanto no tengo esa necesidad de acapararla.

    Sin embargo, tú atrapas con tus palabras, y el sentimiento que describes se hace tangible, real, posible.

    Saludos!

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