lunes, 13 de mayo de 2013

Tormentas, calma, niebla, olvido

Ahí nos continuábamos, éramos la representación clara de lo que nos cautiva; y no hacía falta más porque nos bastábamos. Te deshacías de todo lo que te molestaba: la ropa, por ejemplo. Y yo, como fiel tormenta, revolvía el mar que recreaba tu cabello. Seguíamos tirados ahí, después de todo, ahí era donde queríamos estar: juntos. Mirando al cielo, con manos de vuelo, y pies de buen aterrizaje. Después de la tormenta, vienen las almas, exhaustas. Eras erudita en el idioma que acabamos por dictaminar como sacro. Y ahí, donde la posesión tiene solo tres versiones del verbo: te poseo, me posees; nos poseemos; decidimos por caminar de manos atadas. Rodeado el muelle por nuestra presencia, deleitado el atardecer por nuestra presencia, y en nuestra presencia, somos más que dos. Así, bien, más que bien, no sé si más, tal vez sea solo: mejor. Quién sabe si detrás de tú y yo, en general, o detrás de nosotros, un plural con deseos de singularidad, existamos de verdad. 

Pero qué sigue, si ya nos continuamos, ambos somos la continuación y seguimos incompletos. Aún en la tormenta, y tirados viendo al cielo. Porque ahí nos continuamos, sentados en el banco de Plaza Caracas, con los borrachos y sus botellas, con el chavismo y sus fanáticos. Con la pobreza, más que nada; continuándonos con la mirada, siendo ricos y admirados. Sí, claro, si como tú me miras, ninguna, y eso debo agradecérselo a tus ojos. Y ahí, bastándonos demás, representándonos con nombres y apellidos, porque hasta eso poseemos el uno del otro. Como tu nombre que me da tu atención cuando estás despistada, sentada en el banco de Plaza Bolívar viendo a las palomas alimentarse mientras les arrojas migajas de galleta ClubSocial. Y ahí, tú y yo, incomprendidos, sentados frente a frente en ese vagón de tren, de lado a una puerta que abre y cierra con descuido de si entras, o salgo. Como si nada, mirándonos y ya, así nos poseemos: con la mirada, y de raticos con las ganas. Pensándonos más que teniéndonos, porque así nos da más tiempo de bastarnos el uno para el otro.

Y ahí nos continuábamos, ahí, ustedes digan donde nos prefieren, que nos representan con críticas propias de ustedes y con todo derecho de autor. Que yo nos represento ahí, yéndonos, atados de manos, en el olvido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario