miércoles, 8 de mayo de 2013

Otra Por José Augusto Subero

TIEMPO EN FEMENINO 

Él miraba incrédulo como Ella, su princesa, su delirio nocturno, su té que quita el frío, era vilmente asesinada por ella misma. Todo había pasado tan rápido, no había tenido tiempo ni para el tiempo que había decido coger. Porque así son las cosas: siempre se nos escapan cuando menos lo creemos, y luego creemos que la culpa es nuestra por no haber prestado el suficiente cuidado a eso que tanto amábamos. Qué cruel e injusto es el tiempo; sin querer arrebató de sus manos a tan incurable diadema y juró castigaría de sus ojos a cualquier lágrima que osase a salir y rodarle por las mejillas. Arrebató porque siempre hay que echarle la culpa a alguien. Aunque de su muerte -como de la de todos- el único culpable casi siempre es uno mismo. Porque así son las cosas y así el tiempo: un maldito transeúnte de corazones que va limpiando de la sangre cualquier rastro de dolor y tristezas. Pero yo sí sé que su magia es inservible ante El Recuerdo. "El Tiempo", si escuchamos con cuidado "Tiem-po", qué molesto suena! qué poca y mucha esperanza nos regala ese nombre... "T-ie-m-po". Nunca podremos saber de qué lado juega: del que pierdo y gano o del lado que disfrutan los que no me quieren ver feliz. No sé. Nadie sabe. Ni siquiera se sabe si es dama o dragón. Creo que Tiempo es un dragón-mujer; con su superpoder calcina los huesos y dientes de todo aquel que se resista a servirle o esperarle. Qué desgracia!, Qué desgracias causa esa sucia y vil serpiente escupe fuego!, Qué dolor causa cuando nos derrite las esperanzas por no haber querido acostarse con ella. Tiempo jamás habría podido ser hombre. No sé por qué, pero nunca habría podido ser humano. Nadie es capaz de ser tan justo siendo injusto y nadie habría podido dar dolor mientras curara. Y así son las mujeres: hacen lo que no pueden haciendo lo que quieren, y todo sin darse cuenta. Nos destruyen los labios con sus besos de fuego y luego nos reprenden por ya no tener labios para besarlas... ¡Tiempo y mujeres!, ¡Qué ilógica metáfora!, ¡Qué ilógico como todo! ... Sé bien  que tiempo es más que la distancia entre un momento y otro, que es más que una medida creída exacta de la vida que vivimos, y también sé de trucos para hacerle desaparecer por momentos, momentos que a su vez es el mismo tiempo, y por eso el tiempo nunca desaparece, pero para el amante que besa sí, y todos nosotros somos amantes que besan: aún cuando no hayamos besado jamás al amor de nuestra vida. 

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